
Sin embargo, la destrucción de este hermoso animal se ha convertido en una de las barbaries más condenadas en los últimos años, al punto de tener que realizar grandes esfuerzos tanto de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) como de Estados Nación para reducir e incrementar la población del Panda.
El porqué de la caza del Oso Panda no tiene otra explicación que la del comercio. Cientos de millones de dólares llegó a generar el contrabando de pieles exóticas a los países del norte de Europa y América, sólo para apaciguar las apetencias de una minoría que se jactaba por abrigarse con los restos mortales de otro animal... Hoy podemos afirmar que ésta es una conducta “patológica” y que no tiene nada de diferente de aquellos seres de los que Julio Verne nos relata en su Viaje al Centro de la Tierra.
Conozcamos un poquito sobre los Osos Panda
Los Panda habitan en los fríos y húmedos bosques de bambúes del este del Tíbet y sudoeste de China; a altitudes que oscilan entre los 1, 500 y los 3, 000 metros; también habita en los Montes del Himalaya. Clima húmedo-frío, con abundante vegetación, sobre todo bambú. Características del medio físico (luz, temperatura, humedad, etc.) Como el lugar donde habita pertenece a un clima de templado a frío extremo, la luz que llega es inclinada, por lo que son más largas las noches que los días. La temperatura alcanza de los 20°C a los -5°C en lugares fríos y húmedos. De la misma manera, el Panda Gigante vive en las apartadas regiones montañosas del centro de China Sudoccidental, y se alimenta de los bosques de bambú.
Entre los alimentos hay pandas que se caracterizan por ser herbívoros, carnívoros, omnívoro entre otros. Los omnívoros se creía que vivían exclusivamente de los tallos de bambú, luego se supo que durante las 10 o 12 horas diarias que emplean para comer, se alimentan de otras plantas tales como yerbas, gencianas, lirios, azafrán y también de roedores y aves, así como de peces.
Su forma de reproducción es vivípara. El apareamiento tiene lugar en primavera y las crías nacen a finales del invierno. La hembra pare entre uno o dos oseznos, que llegan a la madurez sexual entre los cuatro y diez años, siendo animales solitarios excepto en la época de celo. La mayor cantidad del tiempo diario lo pasan el suelo, pero trepan a los árboles cuando los persiguen los perros. Se muestran activos todo el año, y se aprendió un poco más sobre ellos desde su captura y cuidado en cautiverio.
Cuidados especiales
Las crías de oso panda nacen indefensas, por lo que requieren muchos cuidados maternos durante los primeros meses de vida. La mortandad en este tiempo es muy elevada, lo que constituye un serio problema para la recuperación de la población mediante la cría en cautividad. La reproducción tiene lugar entre los meses de marzo y mayo, tras una gestación de entre tres y seis meses, y su peso puede oscilar entre los 85 y 140gr. A veces pueden nacer dos crías, pero sólo una sobrevive.
Los osos panda son animales solitarios, durante la mayor parte del año. No hibernan. El conocimiento de los hábitat de los grupos familiares y la supervivencia de los jóvenes suponen un reto para los investigadores, aunque se sabe que algunos se refugian en guaridas y agujeros de árboles. Aunque los pandas gigantes llevan vidas solitarias, algunas hembras que viven por separado en el territorio de un macho dominante se aparean con él. Estos osos no rugen como lo hacen los de otras especies, ya que su voz es similar a un balido. Las crías, para solicitar el cuidado de su madre, emiten unos sonidos muy tenues.
Por otra parte, los hábitos alimenticios del panda gigante constituyen otro problema a la hora de su cuidado y cría en cautividad, pues se alimenta casi exclusivamente de bambú, que no es muy nutritivo, a lo que hay que añadir que las especies de esta planta florecen en determinados períodos y se marchitan poco tiempo después, lo que en ocasiones lleva a estos animales a pasar hambre.
No obstante, la mayor amenaza proviene de la tala de plantaciones de bambú causada por el hombre. En períodos de hambre, los osos panda se aproximan a zonas habitadas por humanos para alimentarse de las plantas de los jardines y cultivos y, aunque llegan a atacar a las gallinas en ocasiones, no constituyen una amenaza seria para las personas, excepto cuando se producen encuentros fortuitos a una distancia muy corta.
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